Recientemente, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) publicó los resultados de pobreza en el Perú del 2023. A nivel nacional, la tasa de pobreza se incrementó de 27.5% en 2022 a 29.0% en 2023, en un entorno marcado por un retroceso económico y alta inflación.
Antes de la pandemia, Perú vivió el episodio más significativo de reducción de pobreza en su historia: Entre 2004 y 2019, la pobreza se redujo de 58.7% a 20.2%. Una dinámica similar se dio en Cusco, donde dicha tasa se redujo de 63.9% a 23.0%.
Desde entonces, la pandemia deshizo una década de avances en la reducción de la pobreza, dejando a los hogares en una situación de mayor vulnerabilidad. Ello sumado al menor dinamismo de la economía y del empleo llevó a que la pobreza en Perú aumente en 2023 y se mantenga por encima de su nivel prepandemia (20.2% en 2019). En contraste, Cusco sí ha logrado regresar a sus niveles prepandemia de pobreza, registrando una tasa de 21.7% en 2023 (por debajo del 23.0% del 2019).
Pese a este avance, la pobreza extrema se ha agravado, tanto a nivel nacional como en Cusco. La pobreza extrema en el Perú se ha duplicado de 2.9% en 2019 a 5.7% en 2023. En Cusco, la pobreza extrema ha aumentado de 3.6% en 2019 a 4.1% en 2023. Con ello, más de 57,699 cusqueños se encontraron viviendo en pobreza extrema en 2023, con un gasto individual por debajo del valor de la canasta básica alimentaria (S/251 al mes).
La caída de la pobreza en Cusco desde el 2019 se explica por la reducción de la pobreza rural, la cual disminuyó de 35.4% en 2019 a 28.0% en 2023. En contraste, la pobreza urbana en la región se ha incrementado entre el 2019 y 2023, de 14.3% a 17.9%. Esto apunta a una mayor urbanización de la pobreza: actualmente 5 de cada 10 cusqueños en situación de pobreza reside en zonas urbanas.
Además, la pobreza viene afectando a más personas con mayor nivel educativo. Antes de la pandemia, entre el 2014 y 2019, la mitad (49.7%) de la población pobre en Cusco tenía un nivel educativo menor a primaria. Para el 2023, esta proporción se redujo a 39.0%, debido a que aumentó la población pobre que cuenta con estudios secundarios: ahora el 36.5% de cusqueños en situación de pobreza ha culminado la secundaria.
Hacia el 2024, el crecimiento económico esperado, impulsado por la recuperación de la inversión (privada y pública) y un mayor dinamismo del consumo, impulsaría el empleo y los ingresos, favoreciendo la reducción de la pobreza. Sin embargo, hace falta un mayor crecimiento al esperado para realmente regresar a la senda de erradicación de la pobreza que se avanzó hasta el 2019. De hecho, el IPE estima que si el Perú se estanca en un crecimiento económico de 3% por año, se requerirían más de dos décadas para recuperar los niveles de pobreza del 2019.