El 23 de julio, el Perú detendrá su rutina cotidiana para rendir homenaje a la valentía y el sacrificio de uno de sus más emblemáticos héroes: el capitán FAP José Abelardo Quiñones Gonzales. La fecha, consagrada como feriado nacional, no es solo un día de descanso; es una oportunidad para rememorar el acto heroico que motivó la instauración de este feriado y reflexionar sobre los valores de patriotismo y entrega que representa su legado.
La historia se sitúa en 1941, durante el conflicto fronterizo entre Perú y Ecuador. El enfrentamiento armado conmovía al país, y la Fuerza Aérea del Perú cumplía un papel fundamental en la defensa de la soberanía nacional. El 23 de julio de ese año, el joven capitán Quiñones, entonces con tan solo 27 años, realizaba una operación de ataque sobre posiciones enemigas en la zona de Quebrada Seca, frente al cerro Casitas, en el departamento de Tumbes.
Según los registros históricos y los testimonios de la época, el piloto peruano fue alcanzado por el fuego antiaéreo mientras pilotaba su caza North American NA-50. El avión perdió estabilidad y altura, quedando gravemente averiado y fuera de control. En vez de buscar salvar su propia vida con un aterrizaje forzoso o eyectarse, Quiñones tomó una decisión que marcaría su nombre y memoria para siempre: dirigió la aeronave hacia las posiciones enemigas y se lanzó en picada, efectuando un ataque kamikaze que impactó contra la artillería rival, destruyéndola y permitiendo que sus compañeros cumplieran su misión sin ser alcanzados por el fuego enemigo.
El acto de José Abelardo Quiñones ha trascendido tanto que hoy es referencia obligada del patriotismo peruano y ejemplo de entrega desinteresada. Su gesta suele ser comparada a la de otros héroes continentales, y su nombre está inscrito en la lista de oficiales caídos en defensa de la soberanía.
La conmemoración anual del 23 de julio no solo es un tributo a su figura, sino también un recordatorio de que la historia del Perú está marcada por quienes, ante la adversidad, respondieron con coraje y amor por su pueblo. Los valores de sacrificio y honor que guiaron a Quiñones siguen inspirando a generaciones de peruanos y refuerzan el sentido de pertenencia nacional.
Así, cada 23 de julio—a más de ocho décadas del histórico sacrificio en Quebrada Seca—el país se rinde ante la memoria de José Abelardo Quiñones y renueva su compromiso de reconocer y proteger a quienes entregan su vida al servicio de la patria.