Luego de ser recuperada por nuestra Embajada en Suecia, llegaron al Perú las piezas del altar cusqueño que forman parte del Patrimonio Cultural de la Nación. En ocho cajas especialmente aseguradas para no afectar su estado y conservación fueron repatriados los bienes a nuestro país.
Los funcionarios de la Dirección de Patrimonio Cultural de la Cancillería inspeccionaron que su llegada transcurra sin complicaciones ni inconvenientes.
En unos días, representantes del Ministerio de Relaciones Exteriores y del Ministerio de Cultura realizarán la verificación del contenido de las cajas y que estén en concordancia con los informes realizados preliminarmente por los especialistas de bienes culturales.
Posteriormente, el altar cusqueño de estilo barroco español quedará a disposición del Ministerio de Cultura para su estudio, preservación y puesta en valor.
Este altar cusqueño, que permaneció durante décadas en poder de una familia sueca, fue construido por la Orden de los Monjes Dominicos en la década de 1650. Junto a las piezas, se entregaron numerosos documentos originales de la época que brindan más detalles sobre la historia de este altar y el involucramiento de diversas figuras políticas, diplomáticas y académicas en este proceso.
La repatriación se inició el pasado 12 de febrero, cuando una empresa especializada empezó en Suecia con el levantamiento de las piezas, un proceso de limpieza y congelamiento de estas, para eliminar cualquier tipo de plaga o insectos dentro de la madera.
En Suecia, nuestra Embajada otorgó un diploma en reconocimiento a la buena disposición y voluntad de los hermanos Gripmar por retornar este bien religioso, histórico y cultural hacia el Perú.
Precisamente, fueron los referidos ciudadanos los que se pusieron en contacto con la Embajada del Perú en el Reino de Suecia durante el año pasado, con el objetivo de cumplir con el último deseo de su madre, de que el altar retorne a su lugar de origen en el Perú.
Esta recuperación es testimonio de la ardua labor que despliega el Ministerio de Relaciones Exteriores a través de sus misiones en el extranjero, para concientizar a la ciudadanía sobre el daño que la sustracción de bienes integrantes del patrimonio nacional ocasiona a los países que, como el Perú, son víctimas de este flagelo.