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miércoles, octubre 16, 2024

Consideran que vacuna rusa Sputnik V ha sido un éxito científico y político de Putin

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Recibida primero con escepticismo, la vacuna rusa contra el covid-19 Sputnik V ha convencido desde entonces sobre su eficacia a los expertos, según la revista especializada The Lancet. Un éxito científico y político para la Rusia de Vladimir Putin.

Desde las primeras semanas de la pandemia, el presidente ruso ordena al aparato científico, político y militar lanzarse a la batalla para que Rusia sea la primera en desarrollar una vacuna. En la primavera boreal de 2020, el director del instituto de investigación Gamaleya, Alexander Guintsburg se jactó de haber desarrollado el producto. Él mismo se inyectó una versión experimental de lo que se convertiría en la Sputnik V.

El 11 de agosto, Putin anuncia la homologación de la primera vacuna anti-coronavirus en el mundo, una proclamación recibida con escepticismo en el extranjero, ya que solo ha sido probada en algunas decenas de militares.

En realidad, incluso antes de los ensayos de Fase 3 con decenas de miles de voluntarios, la élite rusa ya disponía del producto, como ocurrió con una de las hijas de Putin.

La vacunación de la población comenzó en diciembre de 2020, en el mismo momento en que Europa y Estados Unidos distribuían las primeras vacunas desarrolladas por sus firmas farmacéuticas.

Para el Kremlin, la vacuna demuestra la excelencia de una Rusia despreciada y sancionada por Occidente. Putin califica a la Sputnik V como la «mejor vacuna del mundo».

La elección del nombre es altamente simbólico. Es un homenaje al primer satélite del mundo, lanzado por la Unión Soviética en 1957, y recuerda una proeza científica y una dura derrota para el archienemigo Estados Unidos.

Se trata también del regreso de la investigación rusa a la élite científica mundial. Este sector había resultado muy afectado por las crisis y la corrupción desde la caída de la URSS.

Rusia demostró rápidamente su voluntad de distribuir la vacuna en el mundo, para probar que sabía hacer más que exportar armas, minerales e hidrocarburos.

La Sputnik V fue homologada en más de quince países: desde vecinos exsoviéticos como Bielorrusia o Armenia hasta aliados como Venezuela e Irán, pero también en Corea del Sur, Argentina, Argelia, Túnez y Pakistán.

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