La singular construcción que según sus proyectistas en la gestión de Carlos Cuaresma en el gobierno regional del Cusco debió servir para el desarrollo de desfiles cívicos a fin de dejar de utilizar la Plaza de Armas y que con el paso del tiempo se convirtió en una especie de mirador de aviones, pues precisamente su ubicación permitía observar el desarrollo de las operaciones de las naves aéreas en el terminal aeroportuario así como en las pistas de maniobras ha quedado en el recuerdo.
Esto porque en el desarrollo de las obras que se ejecutan para la nueva Vía Expresa del Cusco han sido demolidas estas estructuras que en las noches servía también como refugio de elementos de mal vivir así como para actividades reñidas con la moral.
De esta forma la anhelada obra, esperada por mas de cuatro décadas empieza a darse paso, obviamente no tiene aún toda la concentración de trabajadores que brindaran sus servicios, pero la empresa constructora ha empezado con desarrollar los trabajos con maquinaria pesada en diversos puntos del proyecto. Ya se empieza a evidenciar que esta vez si la nueva Vía Expresa del Cusco será realidad.